
Que el jazz británico últimamente lo peta no es ningún secreto. El jazz se ha convertido en una música con unas posibilidades de transgresión sonora más acentuadas que el rock, sobre todo si se la combina con otros estilos. Eso lo sabe perfectamente este quinteto de Londres, habitual acompañante de gente tan tremenda como Nubya García, que en este su segundo álbum hace de su habitual mezcla de hip-hop, afrobeat, reggae, funk y jazz un cóctel difícil de igualar. “Donde debería estar”, reza el título de esta obra efervescente, diversa y excepcional en su interpretación por unos músicos tan escandalosamente buenos que daría exactamente igual que aquí tocaran versiones de la banda sonora de Barrio Sésamo, pero el caso es que además el disco contiene bombazos como “Victory Dance”, “Ego killah”, o la irresistible “No confusion”, con Kojey Radical al micro. Y claro, todo ello les sitúa “donde deberían estar”, es decir, en la cumbre.
Horace Andy - Midnight Rocker (On-U Sound Records)

Adrian Sherwood, el legendario productor británico, hace aquí las veces de Rick Rubin. Su Johnny Cash es nada menos que Horace Andy, una de las voces más reconocibles de la tradición musical jamaiquina y, asimismo, uno de los padres del Dub. Juntos elaboran aquí una de esas obras maestras que, de cuando en cuando, les da por hacer a las leyendas en edad madura. Piensen en los últimos discos de John Prine, Gil Scott Heron, Solomon Burke, y acertarán. El mismo sentimiento de experiencia y magistral recapitulación se apodera de este precioso disco que, además de la soberbia recreación del “Safe from harm” de Massive Attack que contiene, ofrece un buen montón de revisiones de clásicos de Andy, así como algunas canciones nuevas, que en absoluto desentonan con el resto y que configuran un encuentro entre dos leyendas que se entienden a la perfección y cincelan uno de esos monumentos a la música que sólo la sabiduría puede otorgar.
Kibrom Birhane - Here And There (Flying Carpet Records)

Nacido y criado en Etiopía, pero con base desde hace años en Los Ángeles, Kibrom Birhane es colaborador habitual de la importantísima escena jazz de la ciudad, formando equipo con gente tan esencial como Kamasi Washington. No obstante, su faceta como bandleader es harina de otro costal. Como demuestra este tercer disco que publica bajo su nombre, podemos considerar al pianista como un sucesor natural del inconmensurable Mulatu Astatke, que puso a Etiopía en el epicentro de la música contemporánea, combinando sus raíces con el jazz norteamericano y la música latina. Algo así logra Kibrom en este Here And There, que además añade un buen montón de cosas más a la combinación: funk, psicodelia, electrónica… todo cabe en un álbum efervescente, excitante y plenamente demostrativo de una multiculturalidad que cada vez está más claro que constituye el futuro de la música.
Ural Thomas And The Pain - Dancing Dimensions (Bella Union)

Probablemente, si hay un descubrimiento que los que se atrevan a bucear en esta lista van a agradecerme, es éste. Ural Thomas es un majísimo señor de 83 años, con la voz más que en plena forma, que en su juventud llegó a actuar en el mítico Teatro Apollo de Harlem, colaboró con los más grandes (Etta James, Otis Redding…) y a finales de los sesenta regresó a su Portland natal para enterrarse en el olvido de una vida convencional. No obstante, al igual que pasó en casos como el de Sharon Jones o Lee Fields, la suerte es caprichosa y llama a tu puerta cuando menos te lo esperas. Su gusanillo le dijo que debía formar una banda y en 2013 formó The Pain. Una máquina de hacer soul a la manera tradicional, pero con unas canciones, un groove y una frescura que ya quisieran los mozalbetes. A su celebrado debut The Right Time (2018) le sucede ahora este Dancing Dimensions, que es una constante orgía de sonidos clásicos asumidos con desparpajo y vigencia. Una sucesión de trallazos inmensos que, lo garantizo, hará las delicias de cualquier aficionado al género. Y de los que no, también.
Beyonce - Renaissance (Parkwood Entertainment)
Please mothefucker, try stopping her. Sabéis quién es la reina, verdad? No hace falta que os lo diga. Queen Be is back. Ha vuelto, y por todo lo alto. Sólo por esta portada majestuosa, triunfal y plenamente ilustrativa de su título, hace de este álbum un imponente puñetazo en la mesa por parte de la única, la que, realmente, nunca se había ido.. Otras podrán pretender el trono, pero sigue siendo suyo. Y ha regresado más sexy, más comprometida y sobre todo, más bailonga que nunca. Renaissance es una fiesta constante. Siempre exuberante, a ratos psicodélica, a ratos petarda, a ratos moderna y también a ratos reivindicativa de géneros vintage. Música disco del siglo XX pensada como si fuera la sesión de un dj del XXI. No da respiro. Y además, este su séptimo disco no es más que el primero de los tres con los que Be se mantuvo ocupada durante la pandemia. El mundo, definitivamente, sigue siendo suyo.
Sunni Colón - Jujú & The Flowerbug (TETSU Recordings)

Toda una sorpresa, de las que uno encuentra buceando en internet. Sunni Colón es un muchacho de 27 años, de origen nigeriano, nacido en Los Ángeles y, tras haber vivido en medio mundo, con residencia actual en París. A lo largo de su vida ha desarrollado un gusto no sólo musical, también está interesado en campos artísticos diferentes. Por eso intenta que sus composiciones tengan un sentido plástico, para que pueda servir como acicate de experiencias inmersivas -combinando música, diseño y arquitectura- que desarrolla a través de su empresa “Tetsu”. Y justo eso es lo que se aprecia en este álbum de querencia smooth jazz/disco, y que se escucha de principio a fin como si se abriera la ventana una mañana de mayo para dejar que el aire fresco y primaveral entre por los pulmones. Una atmósfera placentera, balsámica, curativa, domina canciones tan infalibles y perdurables como la titular (directamente, a mi top 10 de bailables del año) “Rhythm to ya love” o “Lady luck”, todas ellas candidatas a hits de un mundo ideal.
Thee Sacred Souls - Thee Sacred Souls (Daptone)
¿Recuerdan aquello de warm and tender soul, que decía Percy Sledge? Pues eso es precisamente lo que reparte este trío de San Diego en su álbum de debut, que además viene avalado por la siempre infalible garantía de Daptone Records. Su productor es, además, el mismísimo capo del sello, Gabriel Roth. Juntos, productor y banda, han cincelado un trabajo que juega en las primeras ligas del soul, recapitulando lo mejor de los sellos clásicos de los sesenta, como Stax, Uni, Fania, Okeh o Custom, pero, por descontado, haciendo gala de una personalidad que desecha cualquier atisbo de facsímil o mejor ejercicio vintage. Thee Sacred Souls han hecho un disco de ahora, una ópera prima totalmente pertinente para los tiempos que corren. Puro amor distribuído a lo largo de doce composiciones que se deslizan como las piernas de una mujer sobre sábanas de satén. Pura delicia soul para paladares exigentes y escarceos nocturnos.
Redman, Mehldau, McBride, Blade - Long Gone (Nonesuch Records)

Casi treinta años después de que el cuarteto liderado por el saxofonista Joshua Redman grabara el muy celebrado Mood Swing (1994) y ya con el resto de sus miembros convertidos en leyendas del jazz por derecho propio, llegó Round Again (2020). Y parece que el juego de egos, cosa rara, no ha roto el hechizo. Vuelven al ataque estos cuatro gigantes con Long Gone, otra delicia capaz de emular a cualquier clásico de la edad de oro del hard bop que nos dé por mencionar. Los cuatro instrumentistas hacen un trabajo soberbio, de gran dinamismo y espiritualidad. Sin experimentos, sin artimañas, sin maridaje de géneros que justifique nada. Jazz puro para disfrute de propios y ajenos. Jazz universal. Una lección maestra de música a la que cualquiera puede aproximarse incluso para iniciarse y dejarse contaminar por el hechizo de un estilo que se niega a ser obsoleto y está ahora más vigente que nunca en el gusto del gran público.
Lady Wray - Piece Of Me (Big Crown Records)

Este mismo año dediqué un artículo a Nicole Wray (alias “Lady”) en el que me preguntaba si estábamos ante la nueva reina del soul. Sigo pensando, tras pasar unos meses y escuchar mucho, pero mucho, este su segundo disco en solitario, que no era nada descabellado pensarlo. Piece Of Me es, ante todo, la recompensa a un tremendo esfuerzo. Protegida en sus inicios nada menos que por Missy Elliott, Nicole se encontró a corta edad con el éxito a través de su canción “Make it hot”. Lamentablemente, la cosa no fructificó y aquello parecía la típica carrera corta estilo one hit wonder. No obstante, el tesón de esta mujer nacida para cantar quiso que su vuelta al ruedo, a lomos de los Black Keys y del añorado dúo Lady que formó junto a la británica Terry Walker, le otorgara el derecho a iniciar una carrera en solitario que ahora ve su segundo capítulo con un disco casi perfecto, repleto de argumentos incontestables para otorgarle un cetro que está muy disputado, pero ella merece enormemente.
Sault - 11 (Forever Living Originals)

De la friolera de 6 discos que este oscuro colectivo ha sacado en 2022, algunos de ellos de doble duración, sería una quimera absurda pretender quedarnos con todos. Aunque bien podríamos, calidad sobra. No obstante, bueno es sintetizar. Y para hacerlo nos quedamos con este disco de portada roja, alejada del habitual negro imperante en la ya dilatada discografía de Sault, y de título que hace referencia al número de canciones que contiene. Unas canciones que son, seguramente, lo más cerca que ha estado esta misteriosa comuna pilotada por esa especie de Banksy musical que es Inflo, de la música soul, como género imperante en una de sus obras, quiero decir. Aquí le dan al género que da gusto a través de un cancionero que seguramente no sea lo mejor que han hecho, pero guarda suficientes virtudes como para destacarlo en un año en el que Sault vuelven a ser trascendentes y, a tenor de lo aquí expuesto, todopoderosos a la hora de repartir música maravillosa. Nunca me cansaré de reivindicarles.
Kokoroko - Could We Be More (Brownswood Recordings)

Otro combo procedente de Londres (¿y van?) que mezcla jazz con otras cosas. Este año la cosa ha estado bien sembrada por ese camino. Pero Kokoroko, banda de ocho piezas liderada por la trompetista Sheyla Maurice Grey, tienen como horizonte siempre hacer gala de sus raíces africanas. El afrobeat es su pasión y así lo manifiestan en un disco de debut esperadísimo, a juzgar por la casi masiva aceptación de sus singles previos, de portada increíblemente bella, que contiene 15 efervescentes, imaginativas y ensoñadoras composiciones que cumplen a la perfección con todas las expectativas generadas.
Y ya está. Esto es lo que ha sido el año 2022 a nivel discográfico y en términos, exclusivamente, de música negra, para este que les escribe y quiere. Espero que lo disfruten, escuchen, descubran y sean felices en la entrada y a lo largo de 2023. Nos vemos en las redes.
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